Remolino

Tenía soles rojos naturales
y medias lunas grises de trasnoche,
senderos de color ocre y azabache;
miedos, fobias: cascadas a raudales.

Rara mezcla de racional-berrinche,
mi tormenta de lluvias torrenciales.
Su norte con auroras boreales
adorno de extravagantes fetiches.

Fueron tantas hojas secas de otoño,
transformadas pronto en copos de nieve
sobre las copas de todos sus pinos.

Treinta y tres estaciones en un año
que se han llevado consigo la fiebre,
tu puta tempestad cual remolinos.

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