CRUSH #20

Un altarcito quería ponerte,
con pisos de duela pulida,
la despensa bien surtida;
un perro, un gato y cama caliente.

Yo sólo quería quererte,
así, morenita, peda y ruda;
con tu 1.50 de de ternura
y esa necedad intermitente.

Pero ya estabas casada
con un fantasma recurrente,
tu obsesión adolescente.

Y a mi fantasía de enamorarte,
como a mi fe en el presente,
se la llevó la chingada.

MALA RACHA

Quiero escribir y me sale espuma,
rabia convertida en especie,
amor putrefacto, óxido, heces.
Hoy no hay fuego que me consuma.

Quiero escribir y me sale espuma,
notas mudas, placeres fugaces,
el bramido de mis dolores soeces.
Todo lo que en esta vida resta, suma.

Te escondes, la mierda te encuentra,
al andar se le acaba la gracia
cuando la corrosión de los años pesa.

Necesito encontrar un nuevo mantra,
equilibrio y paz para tanta ausencia.
No hay milagros para el ateo que reza.

Pocho

¿Cómo te digo que me Hersheys?
Cookies & Cream,
con tus jícamas con chile
y tus ojitos de dreamers gonna dream.

Aunque no seas tan Punk Rock
con tu amor obsesivo por los perritos,
y tus ojitos no muy safe for work,
puede que quiera querer escuchar contigo
uno que otro beat mamador.

Ya sé, mi NAMASTÉ,
no somos compatibles.
Yo soy de barrio, conservador,
tú muy nice and chick,
sin popote por favor.

Puede que esté siendo prejuicioso,
que me pase de hablador.
Puede que sí te chingues conmigo
una chela caliente en bolsa,
afuera del Circo Volador.

Tal vez debería invitarte un latte:
doble shot de café de Colombia,
con toppings de chocolate.
40 degrees, leche de soya…
para Andy por favor.

O simplemente ir a la Roma,
comer en un venue vegano,
gluten free, con chía, muy sano;
con beso y una sonrisa que asoma
para decir, sutilmente, OK.

Narvarte, Condesa, Polanco,
en cualquier tierra de Carlos Slim.
I just want to let me feel
que no soy tan fresa, ni tan naco,
Para decirte que me Hersheys
Mi Cookies & Cream.

Pensionado

Fui buzo de escafaldra y acero
conocedor de los siete mares.
Fui piloto, pinté el cielo de colores,
abandoné mis alas cierto día de enero.

Fui astronauta en gravedad cero,
en el espacio olvidé todos mis dolores.
Fui extraterres en varias ocaciones,
me exiliaron por altanero.

Caí desde el más lejano universo
en el más oscuro de los mares,
que me escupió de un balazo

desnudo y sin pesares,
naufragué para retirarme ansioso,
en las playas de tu carne.

N.I.

Somos lo que somos.
La ausencia decadente de la eternidad,
un amacijo de hueso y carne que
sin deberla, ni temerla, termina colapsando.

Somos lo que somos,
la herrumbre de sentimientos oxidados,
el breve recuerdo del mundo andando,
las noches que no dormimos
y los días que no recordamos.
Un mecanismo respirante
que en algún momento será olvidado.

Somos el amor por quien no te ama,
la obsesión insistente de querer estar acompañados,
mentiras, dolores, sonrisas y carbono,
la irrisoria verdad de un «te amaré por siempre»
y lo seremos hasta el último suspiro.

Psique, cora, pensamiento y vicios,
Hasta que, sin darnos cuenta,
la muerte venga a despedirnos.

Suicida

¿Qué haría yo sin ti? Me pregunto,
pero no como ahora que no estás conmigo;
sino sin ti, como si te fueras de este mundo,
como si fueras un epitafio enterrado en el olvido.

Pensaría, tal vez, que te comen los gusanos,
que ya no habrás de acostarte con otro,
que se pudrirá tu cuerpo en un féretro
que ya no me buscarás en momentos insanos.

Pero sólo se me revuelve el corazón,
me da un mareo vomitivo,
me absorbe el miedo sin razón.

Y es que para ti siempre fueron atractivos
los sonidos lúgubres de la canción de Thanatos
que para enamorar es muy creativo.

SRITA. GANGRENA

Me reía como desquiciado,
y el chiste no estaba bueno
ni el hiter hasta el tope de lleno
por eso, de pronto, me quedé callado.

De repente me sentí madreado,
y en la sala no había ni un galeno
que le pusiera otra vez relleno
al cuerpo vacío de este hombre enamorado.

Me dieron ganas de vomitar,
me estaba llevando la chingada,
del que fui sólo había retazos.

Me quedé dormido queriendo curar
mi alma, de tu desamor infectada,
que se me caía a pedazos.

Malaria

Qué pinche necedad la mía
la de acurrucarme en tu recuerdo,
si desde nuestro muto acuerdo
prometimos que nunca volverías.

Pero siempre apareces de repente
como invitación a la peda en viernes,
como nacos en la playa en vacaciones;
para hacer mis histerias más potentes.

Y no puedo escapar de mis mentiras,
de la falsa obsesión de amarte siempre,
de las tonterías que sustentan mis locuras.

Y no puedo dejar de creer que estarás conmigo,
de pagar los sueños que un día te compré
y crecieron cual parásito del que no me purgo.

420

No digas que no te acuerdas, Flaca
de lo que hicimos el 20 de abril del año pasado,
a las 2 pedimos un curado de piña con albahaca
a las 4 nos lo habíamos terminado.

No me digas que no te acuerdas, Güera,
de aquella tarde en que Caronte manejó el UBER
que nos llevó al cuarto que sirvió de trinchera,
donde le ganamos la batalla a las penas y a las ganas de coger.

Si fuiste tú la que armó el gallo, China,
con celulosa y yesca de la que fuma el papa,
reíste a carcajadas, ojiroja, desnuda y mariguana.

Si fuiste tú la que me dejó botado, Flaca,
sin caricias, ni besos, ni raite a Coapa
con el munchies de tu cuerpo en esta eterna resaca.

Beso

Yo sé que tú no sabes
cuán necesitada está esta boca
de un beso.
Uno pequeño.

De rozar los labios
o uno intenso

De rozar la lengua.
Tuyo o suyo

O mío,

Solo un beso,

Sin consecuencias.
Razón, pues, para seguir existiendo.
Un beso,

Sea de cerca

O de lejos,

Uno de esos que le regalas a un borracho

Sin preguntarlo.
Solo un beso,

Una piel,

Unos labios,

Que dejen el porno como algo secundario.

Solo regálame un beso,

Que signifique de esta muerte

Todo lo contrario.
Tirame un paro y dame un beso

Que la despertar sea un:

«Que asco»

Para ti

Y para mí,

La razón de construir un universo.

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